viernes, 13 de septiembre de 2024

El Estado

 mapa venezuela nombres ciudades


     El Estado debe entenderse como el agrupamiento social en un territorio determinado y reconocido, constituido bajo la legitimidad de un poder político público, que abarque normas respaldadas jurídicamente para mantener un orden social.
     También puede ser entendido como una organización de la sociedad, con elementos que hacen que no solo el Gobierno y las autoridades manejen y controlen el poder, como en muchos casos se cree, sino que, por el contrario se establezcan parámetros y normas para que se logre establecer una convivencia armónica entre la libertad y el poder.
Elementos que conforman el Estado:
     El Territorio es el espacio físico en el que se desarrolla el Estado. El Estado no puede existir en el aire o en el mar, sino que debe haber un espacio terrestre en el que este se pueda desarrollar.
     La extensión del territorio varía de una nación a otra. Existen Estados con una extensión territorial bastante amplia, tales como Rusia, la India, China, Canadá, Estados Unidos y Brasil. De igual forma, existen otros Estados con territorios reducidos, tales como Suiza, Sri Lanka, Luxemburgo, Estado del Vaticano, entre otros. Lo que importa realmente no es la extensión del territorio sino la delimitación del mismo. Esto quiere decir que el Estado se debe desarrollar en un espacio terrestre definido, separado de otros Estados por límites claros y precisos.
     El territorio de un Estado puede incluir islas. Por ejemplo, el territorio de Corea del Sur incluye la isla Jeju.
     Cabe destacar que el territorio de un Estado no sólo incluye el terreno sólido, sino que también incluye el espacio aéreo sobre este terreno, los cuerpos de agua que se encuentren dentro de sus límites (ríos, lagos, mares internos, entre otros).
     Del mismo modo, la zona costera (en caso de que la haya) pertenece al Estado. Asimismo, existe la noción de aguas territoriales, lo que quiere decir que la soberanía de un Estado se extiende más allá de sus costas, sobre el mar. De igual forma, el Estado tiene soberanía sobre la plataforma continental, que es la parte del territorio que se encuentra bajo las aguas.
     La Población es el conjunto de los individuos que habitan en un momento dado en un Estado, y se encuentran integrados dentro de la concepción del mismo.
    Desde el punto de vista jurídico es importante precisar las diferencias que se pueden encontrar en una población, entre ellas el idioma, la identidad y la nacionalidad que es la principal diferencia y la más importante porque además es el factor jurídico determinante de la población, es tal su importancia que es necesario clasificarla en dos grandes grupos: los nacionales y los extranjeros
     Entendiendo como nacionales a las personas nacidas o naturales del Estado del cual se trate,  por lo tanto, este ciudadano se caracteriza por tener todos los derechos y garantías que consagran las leyes. 
     Por el contrario los extranjeros son aquellas personas que no son nacidas en el país, ni tampoco se han naturalizado, por lo tanto no gozan de los derechos políticos de los nacionales.
     Entonces, la Población sería considerada como el elemento humano que es el objeto fundamental y principal de la actividad del Estado, pues cada individuo es considerado individualmente y cada individuo considerado por sí mismo, da origen a lo que se conoce como población.
     La Nación tiene un concepto más emotivo, viene a ser el sentimiento de una solidaridad que vincula a los individuos en su voluntad de vivir en conjunto, un sentimiento ligado a las fibras más íntimas de nuestro ser. Existen diferentes opiniones cuando se trata de distinguir el elemento de este sentimiento; se discute sobre el principio fundamental de carácter nacional, para unos es la influencia de factores naturales: la raza, la lengua; para otros, lo primordial es el elemento espiritual: la religión, las costumbres, los recuerdos comunes, la voluntad de cumplir en conjunto grandes obras.
     Los rasgos fundamentales de la Nación con respecto al papel que juega en la formación del Estado pueden ser dos, el primero es que la Nación está por encima de cualquier otro tipo de colectividad, ya sean la horda, el clan, la tribu, la ciudad, pues la colectividad límite, abarca y engloba todas las otras, pero esta no es englobada por ninguna de ellas. El segundo rasgo viene representado por el precedente que nos permite conocer el papel fundamental que juega el objetivo social en el sentimiento nacional, esto es el factor fundamental y decisivo de la solidaridad que une a los miembros del grupo.
     El Sistema Jurídico es un elemento imprescindible dentro de la organización de un Estado, y está conformado por el conjunto de leyes que regulan el comportamiento de los individuos de la sociedad. Este sistema permite la creación de los órganos o instituciones que se encargan de aplicar lo consagrado en las leyes, cada órgano tiene una función específica para la administración de justicia.
     Dentro de este sistema jurídico compuesto por leyes, la más importante ley y de la que se derivan todas las demás, es la Constitución, ya que la misma establece las instituciones, su composición, funciones y competencias. Es también la llamada Carta Magna, la que establece en su cuerpo todo lo que se entiende por sistema jurídico. Sin la ley o sin el sistema jurídico, el Estado no podría lograr sus fines, ya que la misma es la que legitima la actuación del Estado a través de sus órganos.
     El Gobierno es la organización política de un Estado. Este es el elemento a través del cual se formula, expresa y concreta la voluntad del Estado.
El gobierno está constituido por una serie de instituciones que le dan al Estado la autoridad para administrar cuestiones que le atañen, tales como la administración de las riquezas, la optimización de los servicios (educación, salud, protección), entre otros.
     En este sentido, el Estado ejerce su soberanía a través de los órganos del gobierno. La división de los órganos del gobierno puede variar de un Estado a otro. Sin embargo, la división clásica incluye tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
     El poder legislativo es el encargado de formular las leyes que regulan el accionar del gobierno y de los ciudadanos dentro del Estado. El ejecutivo es el órgano encargado de reforzar la ley y hacer que estas sean cumplidas por los ciudadanos y los extranjeros dentro del territorio nacional. El poder judicial es el órgano encargado de sancionar a aquellos que no hayan cumplido las leyes.

Geopolitica venezolana

 mapa estados capitales venezuela

La Geopolítica se refiere al estudio de los efectos de la geografía (humana y física) que influyen sobre la política internacional y las relaciones internacionales. La geopolítica implica un método de estudio de la política exterior para  el análisis y la predicción del comportamiento político internacional a través de variables geográficas.
     Como ciencia se encarga del estudio de la causalidad espacial de los sucesos políticos y de los próximos o futuros efectos de los mismos. Se nutre de otras disciplinas de envergadura tales como la historia, las relaciones internacionales, la geografía política, la ciencia política y sociología. Estudia el medio ambiente de acuerdo a sus características económicas, culturales y recursos de un estado.
     La geopolítica se centra en el ejercicio del poder político en relación con el espacio geográfico. En particular, las aguas territoriales y el territorio terrestre en correlación con la historia diplomática. El término se ha usado para describir un amplio espectro de ideas, que abarcan relaciones internacionales, fenómenos sociales, políticos e históricos.
     Desde los orígenes de la humanidad el ser humano sintió necesidad por relacionarse con otros y establecer vínculos a fin de obtener recursos que le permitieran satisfacer su subsistencia. De manera tal, poblaron territorios.
     Principales ventajas y desventajas que le trae a Venezuela su ubicación geográfica:
Ventajas
1.    Venezuela puede desarrollar un comercio fácil por vía marítima, por ejemplo: EE.UU., Canadá, Las Antillas, Centro América.
2.    Por su ubicación geográfica se considera puerto y aeropuerto de fácil escala para comunicarse con Europa y Asia
3.    Venezuela está ubicada en la zona intertropical, eso le permite a Venezuela comercializar o adquirir productos de zona templada, que por su clima no puede producir, como por ejemplo el arroz que es por temporada
4.    Que por estar bañado por las aguas del Mar Caribe y el Océano Atlántico entonces Venezuela tiene derecho sobre la plataforma continental y también derecho a las riquezas pesqueras, naturales, playas
5.    La explotación minera por la ubicación geográfica de las extensas costas de Venezuela de la Península de la Guajira hasta el Golfo de Paria
6.    Establecimientos de puertos en los límites del país, son muchos puertos en todas las costas
Desventajas
1.    Por la gran extensión de sus costas se presenta mucho contrabando. Dificulta al gobierno su resguardo, incluso en caso de guerras es muy negativa su vigilancia
2.    Debido a la extensión aérea es difícil la correspondiente defensa

lunes, 19 de noviembre de 2018

LA LITERATURA Y EL ARTE DEL SIGLO XIX EN VENEZUELA Y SU INFLUENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN IMAGINARIO CULTURAL REPUBLICANO

Rafael Urdaneta
Rafael Urdaneta

Literature and art of the nineteenth century in Venezuela and its
influence on the construction of a republican cultural imaginary
José Urbina Pimentel

RESUMEN
La ruptura con el orden colonial en el territorio
de la Capitanía General de Venezuela, como
resultado del proceso de independencia,
trae consigo la gestación de un estado de
caos e incertidumbre generalizado, en el
cual se impone el fenómeno del caudillismo.
En este artículo, se plantea, como surge
entonces, durante el siglo diecinueve, el
comprometido aporte del sector intelectual,
a través del desarrollo del arte, en las
disciplinas de literatura, pintura y escultura
para forjar las bases de un imaginario cultural
republicano, que permite el reconocimiento
y afianzamiento de un ideal nacional,
simbolizado en el sentimiento colectivo de la
venezolanidad. Adicionalmente, cada sujeto
histórico imprimió de forma subjetiva su
apreciación de los hechos, por lo que puede
decirse, que el imaginario cultural venezolano
tuvo influencia de índole colectiva de su
intelectualidad, como elemento de transición
entre un modelo colonial impuesto y un
modelo republicano por construirse.
Palabras claves: Imaginario cultural
republicano, literatura y arte del siglo XIX en
Venezuela, patrimonio histórico, identidad
nacional, venezolanidad.

ABSTRACT
The break with the colonial order in the
territory of the General Captaincy of
Venezuela, as a result of the process of
independence, brings with it the gestation of
a state of chaos and generalized uncertainty,
in which the phenomenon of caudillismo is
imposed. In this article, it arises, as it arises
then, during the nineteenth century, the
committed contribution of the intellectual
sector, through the development of art,
in the disciplines of literature, painting
and sculpture to forge the foundations of
a republican cultural imaginary, which It
allows the recognition and consolidation
of a national ideal, symbolized by the
collective sentiment of Venezuelan identity.
Additionally, each historical subject imprinted
his appreciation of the facts in a subjective
way, so it can be said that the Venezuelan
cultural imaginary had collective influence of
his intellectuality, as an element of transition
between a colonial model imposed and a
republican model to be constructed.
Key words: Republican cultural
imagination, literature and art of the 19th
century in Venezuela, historical heritage,
national identity, Venezuelan identity.

Artículo recibido el 06 de julio de 2017 y aprobado el 25 de agosto de 2017

José Urbina Pimentel (Boconó, 1965). Licenciado en Historia, Licenciado en
Educación, Magister Scientiarum en Gerencia Educativa, Especialista en Planificación
Educacional. Profesor Universitario en la Universidad de Los Andes (1995-
1998), Universidad Católica Cecilio Acosta (2003-2017), Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (2003-2017) y de Secundaria en liceos de Mérida (1996-
2017).

REVISTA ESTUDIOS CULTURALES
VOL 10, N°20. Julio-Diciembre 2017

La literatura y el arte del siglo XIX en Venezuela y su influencia en la construcción de un imaginario cultural
republicano. José Urbina Pimentel / pp. 163-170

Introducción
Las características que definen la venezolanidad, ha sido un tema de interés para
investigadores de la cultura y la historia nacional durante años, tomando en cuenta la
simbología y el patrimonio con los cuales se relaciona y se ha definido en el transcurso
de su proceso evolutivo como república independiente. Venezuela, al igual que el resto
de países latinoamericanos, es una nación relativamente nueva, con un pasado colonial
temporalmente más extenso, y un proceso prehispánico que se remonta a miles de
años, y que plantearon la génesis cultural para un mestizaje y un sincretismo que hoy
la caracteriza. De manera tal, que la búsqueda de un sentido de cohesión colectiva
nacional ha sido el producto de la participación, el empeño y los aportes de diferentes
sectores de la sociedad venezolana, incluyéndose instituciones y particulares.

La búsqueda de un imaginario cultural venezolano.
La independencia de Venezuela desarrollada a principios del siglo XIX y que lleva a
la creación del Estado nacional en 1830, significa una ruptura con el orden colonial
establecido durante tres siglos por la Corona Española en el territorio conocido
inicialmente por Colón como “Tierra de Gracia” desde el siglo XV. Las diversas
estructuras políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales responden durante
toda la época colonial a una serie de pautas definidas, impuestas y monopolizadas
por los intereses del Estado imperial español, y que estuvieron caracterizadas a lo
largo del periodo, por una fuerte tendencia a la estabilidad de la sociedad durante tal
momento histórico.
Ahora bien, la larga guerra emancipadora iniciada en 1811 y que culmina en 1823,
con la toma de la plaza de Puerto Cabello “…el 8 de noviembre del mismo año,
cuando las fuerzas republicanas, mandadas por el general en Jefe José Antonio Páez,
la rindieron e impusieron una capitulación a sus defensores” (Bencomo, 1992: 399),
corta abruptamente con el funcionamiento de la sociedad colonial, imponiéndose
como consecuencia una crisis socio-política y una anarquía gubernamental, que se
expresa por medio del surgimiento del fenómeno del caudillismo.
Es así, que en la década de los años veinte del siglo decimonónico, se produce el
triunfo de la causa patriótica, concretamente con los últimos enfrentamientos que se
desarrollan en suelo venezolano, a partir de la Batalla de Carabobo de 1821, los cuales
implican un fuerte golpe que desgasta a las tropas realistas y se mantendrán con una
tímida presencia en el suelo venezolano, tomando algunas ciudades, hasta su derrota
total en 1823 y la incorporación del territorio al proyecto grancolombiano en calidad de
departamento, el cual tiene su génesis ya en 1819 en Angostura por iniciativa de Bolívar.
Posteriormente, una serie de fuertes contradicciones, oposiciones e intereses políticos
regionales y caudillescos conduce a la república amplia ideada por Bolívar a su
desestabilización y desaparición entre 1829 y 1830. Surge entonces el Estado venezolano,
cuando “…el 13 de enero de 1830, se constituyó un gobierno provisional, presidido
por Páez…” (Rodríguez, 1992: 13), que se autoriza meses después en octubre, al ser
sancionada la Constitución de 1830, oficializándose la República de Venezuela. Debe
considerarse que la historiografía nacional, no le ha brindado la relevancia necesaria a
estas fechas, que forman parte esencial del nacimiento del Estado-nación.
Ahora bien, los cambios que se producen con la emancipación van más allá de lo
político, ya que, para la población es una situación totalmente novedosa y radical,
luego de una larga tradición colonial de tres centurias. La sociedad colonial tiene como
característica fundamental una gran estabilidad en el funcionamiento de todos sus
órdenes, además de mantenerse profundamente apegada a un pensamiento basado
en los rígidos valores de la fe cristiana, de la cual, el Imperio Español desde la época
de los Reyes Católicos y, sobre todo, por medio del proceso de la contrarreforma
impulsada por Felipe II, se convierte en su más férreo defensor.
Comienza entonces la República, con la necesidad de edificarse, de materializarse y
de llenar un profundo vacío político, contrastante con la situación anterior. Romper
con la Colonia implica un rechazo a lo hispano, no sólo en la relación política, sino
en lo cotidiano y vivencial. Al ciudadano común se le presenta la única opción de
adaptarse a nuevos tiempos. Pero, para la clase política, los nuevos líderes, implica
el reto de responder a la ardua tarea de emprender la gobernabilidad política de un
amplio territorio.
Ante este reto, existe un problema: el enquistado fenómeno del Caudillismo. El
caudillo es expresión del caos y la anarquía al atomizar el poder: la autoridad de
derecho reside en Caracas representada por la figura presidencial y su legalidad
constitucional, pero, de hecho, en cada localidad existe un jefe político, que impone
sus propias normas como dinámica socio-política-cultural. Toma la constitución
un claro sentido de letra muerta. En fin, se hace imprescindible la construcción
de una nueva nación sobre los restos de un proceso anterior cuyas sólidas bases
estructurales han sido fuertemente resquebrajadas. Dentro de este ideal de forjar las
características identitarias de la nación (nacionalidad) en ciernes, se encuentran los
aportes del sector intelectual y artístico por medio de la realización de una serie de
obras fundamentales, y que han trascendido en el tiempo para recrear el país ideal.
En tal sentido, desde el plano literario como de la expresión plástica, aparecen
notables contribuciones que paulatinamente sumarán elementos para lograr el
arraigue popular, para la identificación de un colectivo con el sentirse venezolano:
es decir; el surgimiento de un sentimiento y un accionar que se define como la
venezolanidad, como base de la nacionalidad venezolana. Un conjunto de escritores,
novelistas y poetas, historiadores, pintores y escultores del siglo XIX, producen obras
que engrosan el ideal venezolano. Es característico el hecho de que en la producción
intelectual y artística se exalta el valor patrio y se utiliza una visión romántica que
enaltece y magnifica los hechos de la guerra de independencia, promoviendo el culto
a los héroes y el sentimiento patrio.
A principios del siglo XIX, la actividad literaria en Venezuela es limitada, debido a
que gran parte de los intelectuales se involucran directamente en el proceso bélico;
pero, sí se hace posible el desarrollo de un periodismo que se basa en la defensa de
las ideas libertarias; es importante recordar que, a raíz de la llegada de la imprenta
a Caracas en 1808, comienzan a importarse tales máquinas hacia las principales
ciudades y pueblos del territorio. Durante la época independentista va a destacar
de manera importante la prolífica actividad epistolar que redacta Simón Bolívar en el
ejercicio de su función como estadista y líder militar, así como en lo referente a sus
relaciones interpersonales; serían sus edecanes y más cercanos allegados, quienes
posteriormente se dan a la acuciosa tarea de recopilarlos como documentos oficiales
y memorias, tal es el caso de Daniel Florencio O’Leary.
En cuanto a la narrativa, predomina un estilo romántico, teniendo un carácter de
instrumento pedagógico y de construcción de la identidad nacional, apareciendo en
este sentido escritores como Eduardo Blanco, Manuel Vicente Romero García, Juan
Antonio Pérez Bonalde y Fermín Toro, entre otros. Va a destacar como responsable
fundamental de la construcción épica, Eduardo Blanco, con su “Venezuela Heróica”
en la cual describe la epopeya venezolana de la guerra emancipadora, cargada de
poesía y subjetividad con un interés manifiesto por encender el patriotismo entre
sus contemporáneos, lo cual va a trascender a generaciones posteriores. Blanco es
contundente al afirmar que “Sobre doscientos mil cadáveres levantó Venezuela su
bandera victoriosa; y como siempre en los fastos modernos, la República esclarecida
en el martirio se irguió bautizada con sangre” (Blanco, s.f.: 17).
En sí, puede afirmarse que “Venezuela Heroica” viene a representar la novela patriótica
por excelencia, de este proceso dedicado a recrear y enaltecer la independencia nacional.
También tendrá una importancia fundamental en la construcción de la noción de la
nacionalidad venezolana, el surgimiento y desarrollo de una historiografía republicana,
que se plantea romper con el estilo impuesto durante el período colonial, el cual se
basa específicamente en las interpretaciones efectuadas, en los primeros tiempos de
la Colonia, por los cronistas y conquistadores, y más adelante, por funcionarios de la
Corona, que expresan la narrativa histórica desde una perspectiva psicológicamente
hispana, con el fin de explicar a Europa, las realidades y vivencias de la colonia americana.
En los primeros años de la república, durante la llamada oligarquía conservadora, bajo
la egida paecista, resalta la propuesta de Rafael María Baralt de investigar y escribir
sobre la historia y geografía de Venezuela, a petición oficial del presidente Páez y de
Agustín Codazzi, partiendo de la necesidad de construir una historia patria, con una
temática que brinda importancia primordialmente a los hechos de la independencia,
adentrándose en su valor heroico: “Así nace, con la participación de Ramón Díaz
Martínez, el Resumen de la Historia de Venezuela en 3 volúmenes, publicado en 1841
en París, adonde había viajado Baralt comisionado por Codazzi, para ayudar a la
elaboración y edición de los trabajos emprendidos” (Rodríguez, 1992: 297).
Más que historia crítica se escribe durante esta época, historia política, en la cual
el elemento romántico destaca e incentiva el amor por la patria y sus héroes y sus
hazañas. Participan además de esta vertiente historiográfica: Juan Vicente González,
Felipe Larrazábal, Felipe Tejera y el sacerdote y militar José Félix Blanco. Este último
obtiene el rango de prócer de la independencia por su participación en la misma.
Blanco, al principio con funciones de Capellán del Ejercito Libertador, toma la
decisión de dejar de lado la vida eclesiástica, optando por la aventura castrense de
comandar tropas; ya en sus últimos años, se dedica a recopilar, organizar y comentar
los documentos de la independencia y la actuación pública de Bolívar.
Esta postura historiográfica con sentido epopeyico, abre el camino para el posterior
surgimiento de una corriente positivista que busca en los hechos, el basamento
científico por encima de la subjetividad personal, y que tiene su confirmación
institucional con la creación en 1888 de la Academia Nacional de la Historia, durante
la presidencia de Juan Pablo Rojas Paúl.
Otro aporte determinante dentro de este proceso integral de forjar una nacionalidad
pertenece a la pintura. En el período colonial dicha actividad plástica se caracteriza por
tener como centro de inspiración artística la religiosidad católica, por lo que se hacen
fundamentalmente representaciones pictóricas alegóricas a escenas bíblicas como la
natividad, la anunciación, la adoración de los reyes o la crucifixión, entre otras.
Es importante mencionar, que durante el siglo XVIII evoluciona una escuela
caraqueña, la cual viene a suplantar la importación de pinturas provenientes de la
Península Ibérica, o de las ya para la época reconocidas escuelas santafereña, quiteña,
limeña y cusqueña, para satisfacer la demanda de la Iglesia y de la clase mantuana.
Con la llegada de la Independencia, el tema de carácter netamente religioso cede
espacios a nuevos intereses artísticos. Va a ser determinante el aporte que realiza
Juan Lovera, pintor perteneciente durante gran parte de su vida al período de la
pintura colonial, pero quien, en su condición de testigo presencial del proceso en
desarrollo, retrata los acontecimientos del 19 de abril de 1810 y 5 de julio de 1811,
que a la larga serán sus cuadros más famosos. Lovera, quien historiográficamente es
reconocido como el pintor de los próceres venezolanos, al retratar entre otros a
Bolívar, Páez y Vargas, vive en la coyuntura entre ambas tendencias artísticas.
Debe mencionarse que Bolívar fue retratado por reconocidos pintores en diferentes
momentos de su vida, así como luego de su fallecimiento, dentro y fuera de
Venezuela. “También lo retrató el artista venezolano Juan Lovera, inspirándose en
el lienzo de Gil de Castro que poseía María Antonia Bolívar; uno de los oleos de
Lovera, que permaneció durante siglo y medio en manos de sus descendientes,
se halla hoy en la residencia presidencial La Casona…” (Uslar, 1992: 406). Otro
pintor fundamental relacionado directamente con la emancipación fue Carmelo
Fernández, un sobrino de José Antonio Páez, con una tendencia eminentemente
paisajista. Fernández queda reconocido para la posteridad por realizar los retratos
más divulgados de Simón Bolívar, los cuales realiza luego de la muerte del héroe.
Posteriormente, surge una generación de pintores que se encargan de recrear
visualmente las más importantes batallas de la independencia, entre ellos: Pedro
Castillo, autor de “Las Queseras del Medio”; Martin Tovar y Tovar con “La Batalla de
Carabobo” y “La Firma del Acta de la Independencia”, además de las pertenecientes a
la denominada Campaña del Sur, como son “Boyacá”, “Junín” y “Ayacucho”; Cristóbal
Rojas, el autor de “La muerte de Girardot”; y Arturo Michelena quien plasma el
encierro y soledad de “Miranda en la Carraca”. Paradójicamente, esa imagen aportada
por Michelena para la posteridad histórica y la memoria colectiva de un Miranda
preso en su celda de Cádiz, la hizo con el apoyo de un modelo real, que no es otro
sino Eduardo Blanco, el celebérrimo autor de la mencionada “Venezuela Heroica”.
Son obras que magnifican e idealizan una guerra en la cual las tropas no son tan
numerosas, ni tan bien uniformadas, ni tan bien armadas, por lo que parecen más
bien copiar escenas de las realidades bélicas europeas del momento, basadas en las
campañas napoleónicas, pero las cuales se convierten a la larga, en la memoria gráfica
del venezolano sobre la visión de la guerra independentista. De manera tal, que estas
pinturas retrotraen el imaginario colectivo de aquellos años de lucha.
En cuanto al arte escultórico, la independencia del territorio supone también una
ruptura con la tradición colonial de esculpir tallas netamente religiosas, dirigidas a
ambientar las iglesias y los acostumbrados espacios reservados a la oración de las
casonas particulares, en forma de nichos y altares.
A mediados del siglo XIX se retoma el interés por rendir culto a la figura de Simón
Bolívar, luego de que su exilio y veto político propiciado por su enfrentamiento con
Páez, va a ser suspendido. Han transcurrido prácticamente quince años, desde los
tiempos de La Cosiata, en los cuales la idea, existencia y afecto por Bolívar son proscritos
del territorio venezolano, señalado bajo la acusación de traidor a la patria.De manera
tal que, en diciembre de 1842, el día 17, a los doce años exactos de su muerte, llegan a
Caracas los restos de Bolívar, repatriados por orden del presidente Páez, comenzando
de nuevo a ser reconocido como el Libertador y Padre de la Patria.
Las primeras esculturas de Simón Bolívar en Venezuela son realizadas por los artistas
italianos Pietro Tenerani, durante la época de las historiográficamente llamadas
oligarquías conservadora y liberal, y por Adamo Tadolini, quien, contratado por
Antonio Guzmán Blanco, erige en 1874, en la Plaza Bolívar de Caracas, la Estatua
Ecuestre de Bolívar, que sirve de marco de referencia para imitaciones que comienzan
a colocarse en otras plazas públicas de ciudades y pueblos del interior del país. De
hecho, anteriormente se presentan varias iniciativas por hacer estatuas y bustos de
Bolívar, mientras él está vivo, las cuales no llegan a concretarse. En tal sentido, puede
afirmarse que “La estatua ecuestre de Tadolini y la estatua de Tenerani, de pie…han
sido dominantes en la estatuaria del Libertador.” (Caldera, 1995: 151).
Es necesario mencionar dentro de esta génesis identitaria aupada por el sector
cultural, el rol cumplido por el Estado venezolano, al brindar carácter oficial a la
simbología nacional, decretándose en diferentes momentos históricos a la Bandera,
al Escudo de Armas y al Himno, como emblemas nacionales, es decir, brindándoles
la categoría de Símbolos Patrios. Por otro lado, la gestión modernizante y progresista
de Guzmán Blanco debe ser tomada en cuenta por su empeño en desarrollar una
arquitectura majestuosa, palaciega, marcada por su tendencia a imitar la estética
urbana francesa, siendo el Capitolio Federal y el Panteón Nacional los edificios más
representativos de este periodo.

Conclusión
En conclusión, el siglo XIX, republicano, caudillista y postcolonial es entonces
determinante en la construcción de un ideal nacional, en la búsqueda de amalgamar
los sentimientos de un pueblo que sufre la crisis mental y sociocultural de la ruptura
con un orden y un estilo de vida impuesto tradicionalmente por más de tres siglos,
sirviendo además para la posterior consolidación de la identidad propia de un
gentilicio que se viene llamando de tiempo atrás “venezolano”, enriqueciéndose
y dinamizándose con los aportes adquiridos de carácter mestizos, culturales,
idiosincráticos de la contemporaneidad.
Existe en tal sentido, toda una infraestructura artístico-cultural que aporta además de la
fuerza y de la belleza de las ideas y de las palabras, así como de la recreación estética,
una carga de valores subjetivos para unificar la naciente república. En líneas generales,
la estrecha relación cultura-arte-tradición como pioneros en la construcción de un
espacio colectivo: el ser y sentirse “venezolanos”.

Referencias
Bencomo, H. (1992) Revolución Independentista. En: Diccionario de Historia de
Venezuela. Caracas, Venezuela, Fundación Polar, Primera Reimpresión, Tomo III.
Blanco, E. (s. f.) Venezuela Heroica. Caracas, Venezuela: Bloque de Armas.
Caldera, R. (1995) Bolívar Siempre. Caracas, Venezuela: Academia Nacional de la Historia.
Rodríguez, A. (1992) Gobiernos de José Antonio Páez. En: Diccionario de Historia de
Venezuela. Caracas, Venezuela: Fundación Polar, Primera Reimpresión, Tomo III.
Rodríguez, O. (1992) Rafael María Baralt. En: Diccionario de Historia de Venezuela.
Caracas, Venezuela: Fundación Polar, Primera Reimpresión, Tomo I.
Uslar, A. (1992) Simón Bolívar. En: Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas,
Venezuela: Fundación Polar, Primera Reimpresión, Tomo I

El Estado

        El Estado  debe entenderse como el agrupamiento social en un territorio determinado y reconocido, constituido bajo la legitimidad de...